Friday, November 11, 2005

El diablo no tiene quien lo reciba


Me hubiera encantado acompañarte, pero como decirte que si, cuando siempre decías que no. Te ofreció su mano y con ella la puerta para acceder a mil cosas, pero no se sí fue tú orgullo o tú falta de confianza para creer en él, o talvez nunca quisiste estar de su lado. Pero este, confiado de su gran poder, descartaba lo que era evidente. Y cuando te tendió su mano y te alimentabas con total confianza, creíste que te mentía o que seria capaz de tenderte una trampa.


Pero el tiempo pasaba y el diablo sentía aprecio por ti, mientras tanto, tú comprendías la grandeza de su poder y el lugar que te correspondería. Los meses pasaron y el diablo jugaba y se reía contigo y tú desconfiabas sin motivo. El tiempo seguía caminando y el diablo creyó tener un amigo, te dio toda su confianza, la mano sincera, aunque en su esencia había maldad,¡ mira lo que hace la amistad!

Y mientras el diablo ganaba un amigo, tú creías ser su enemigo, y con el tiempo lo fuiste, aunque eran tus creencias. Entonces aprendió el sabor del sufrir, y con el, el retorno a su esencia, a tener los sentimientos tan duros y fríos como las rocas y a reírse de los demás. Volvió a tender la mano de siempre, esa que te alivia, te embriaga y luego de a poco te mata.

El diablo te trato, te engaño y cuando te tuvo en la mira y solo necesitaba tirar del gatillo. Decidió dejarte, te dejó elegir entre el bien y el mal. Y a pesar de todo y en nombre de la amistad te regalo lo más valioso, tú libre albedrío. Y entendió que las personas son como quieren ser y no como uno quiere que sean.

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